
Emilia Pardo Bazán es muy conocida por sus novelas, especialmente por los Pazos de Ulloa, sin embargo, sus relatos han resistido bastante bien el paso del tiempo. Aproximadamente editaría cerca de seiscientos cuentos, no todos ellos en libros, ya que aparecerían muchos en periódicos y revistas de España e Hispanoamérica.
Los cuentos de Emilia Pardo Bazán se basaban en cuatro pilares: la narrativa corta francesa: Voltaire, Gautier, Daudet, Goncourt o Zola, entre otros; en las novelas y relatos rusos, como Tolstoi, Gorki, Dostoievski…, en su depurado conocimiento de los clásicos españoles, y en su afición a las anécdotas reales que recreaba en sus espacios de ficción.

Para Emilia Pardo Bazán el cuento no era un derivado de la novela sino algo completamente distinto. Según sus propias palabras escritas en su estudio “La literatura francesa moderna. El naturalismo.”: “Ha de ceñirse el cuentista al asunto, encerrar en breve espacio una acción, drama o comedia. Todo elemento extraño le perjudica.” (…) “El primor de la factura está en la rapidez con que se narra, en lo exacto y sucinto de la descripción, en lo bien graduado del interés, que desde las primeras líneas ha de despertarse.” En su opinión, el estilo de un cuento no ha de estar lleno de adornos, al contrario, lo importante es: “… su concisión enérgica, su propiedad y valentía al dar a cada palabra valor propio, y, en un rasgo, evocar los aspectos de la realidad, o herir la sensibilidad en lo vivo”.
Emilia Pardo Bazán era una escritora realista, a pesar de que también estuviera interesada por la pura imaginación. Reivindicaba la libertad artística, la independencia creativa y solo pretendía rendir cuentas ante su propia obra. Se distanciaba de la corriente moralizante de su época acercándose más hacia el naturalismo, abordando una gran variedad de temas y valiéndose de técnicas contradictorias, sin embargo, nunca abandonó su interés por lo popular y folklórico.
El libro que presentamos: Cuentos, con edición de Eva Acosta y publicado por Penguin Clásicos, cuya introducción seguimos para nuestro trabajo, está compuesto por sesenta y cinco relatos de una gran variedad, aunque todos perfectamente elaborados. Algunos de ellos rayan lo inverosímil, lo inusitado, pero como ella afirmaba, la naturaleza puede ser más despiadada que el arte, sin embargo, lo que impera es el crudo realismo.
Emilia Pardo Bazán no compartía la idea de que el hombre era bueno por naturaleza y, por lo tanto, la visión que tenía del mundo no era muy optimista. Ella era una mujer profundamente católica, algo que se contradecía, en parte, con su concepción naturalista de la literatura. De esta forma, si por un lado pensaba que el pecado original y las debilidades humanas marcaban el destino de una persona, así como el entorno y la fisiología lo hacían con la conducta, por otro estaba convencida de que la voluntad de cada persona podía superar los condicionamientos.
Estos cuentos, a pesar de haber sido escritos hace más de cien años, siguen estando muy vigentes, pues de lo que se habla en ellos es de las experiencias humanas y éstas no han cambiado a lo largo de los siglos.






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