En esta ocasión vamos a debatir sobre retos y recursos. ¿Cuáles son los retos para nuestra sociedad actual? ¿Cómo nos afectan? ¿Qué recursos tenemos para afrontarlos? ¿Qué puedo hacer yo, desde mi lugar, edad, localización, familia, etc.?
A menudo pensamos que los siguientes pasos o soluciones no están en nuestra mano. Y nos adentramos en resignaciones que llevan a la sumisión y al abandono de nuestras visiones y alternativas.
Vamos, pues, a pensar qué es lo que sí está en nuestras manos; lo que sí podemos aportar o lo que no queremos en nuestras vidas. ¿Optamos por la arriesgada libertad de ser los protagonistas de nuestra vida o preferimos la exculpación de que otros elijan por nosotros y tan solo seamos espectadores?
Vivir atrapados en la fantasía del victimismo quizá sea más agradable que confrontarnos con la realidad del fracaso. ¿Vale la pena?
Vamos a reflexionar sobre lo que nos asusta y nos motiva; sobre los retos que se nos plantean, y los recursos de los que dispongo para enfrentarme a estos retos.
La historia de la literatura está repleta de sugerencias. Cada obra puede trasladarnos, más allá de cronologías y etapas, a la esencia humana de tomar los retos de la vida, y de esta manera crecer, aunque sea sin dejar de sobrevivir. En estos mares profundos nos adentran, por ejemplo, los cuentos 34 y 39 de El Conde Lucanor; el artículo de Larra En este país; el monólogo de la pastora Marcela en El Quijote (que aparece en el C. XIV, de la 1ª Parte); algunas frases de Melibea dirigidas a Calisto en La Celestina; Tormento, de Galdós; el tratado cuarto de El Lazarillo… y un largo etcétera.
A continuación, un poema que habla de recursos.

Kintsukuroi
Si se te rompe el corazón,
quizá quieras pisotear los añicos
en que se habrá convertido tu sentir,
como intento de escapar al dolor.
Tanto más lejos pretendas huir,
sin mirar atrás tus fragmentos,
más aristas se clavarán a cada paso
dejando un rastro de huellas desanfrándose.
O puedes contemplar la catástrofe,
relegar tu rumbo por un rato de tiempo
sin tiempo,
acariciar delicadamente
cada cachito estragado,
pulir compasivamente cada borde afilado
y admirar un nuevo sendero
que se despliega
tiernamente alfombrado
de estrellas aterciopeladas.
María Colodrón, marzo de 2021

¿Conoces el Kintsukuroi? Un bello recurso.
Y otros poemas:
Me pregunto si el futuro
también es habitable.
Cuántas habitaciones tiene,
si es luminoso y está
totalmente equipado.
Me pregunto si tendré que
mudarme, si tendré un futuro propio,
que nunca tenga que ponerlo en venta,
si encontraré a alguien
con quien compartirlo.
Cristina Angélica González Bautista

Receta
Ahuyenta tus miedos
y el miedo a los miedos.
Durante este puñado de años
todo será suficiente.
El pan en la caja
y el traje en el armario.
No digas mío
porque todo es prestado.
Así que vive este tiempo prestado
Y comprueba lo poco que necesitas.
Haz de ti un hogar
y ten la maleta preparada.
Lo que dicen es verdad:
lo que debe llegar, llega.
No vayas hacia el sufrimiento
y cuando esté ahí,
míralo a la cara en silencio.
Es tan temporal como
la felicidad.
No esperes nada
y protege celosamente tu secreto.
Incluso tu hermano te traicionará
cuando se trate de “tú” o “él”.
Toma tu propia sombra
como compañera de viaje.
Barre bien tu habitación
e intercambia saludos con el vecino.
Arregla la campana de la puerta.
Mantén despierta la herida
en ti,
bajo el techo del aquí y el
ahora.
Rompe tus planes. Sé sabio
y apégate a los milagros.
Han sido establecidos
Desde hace tiempo en el
Gran Plan.
Ahuyente los miedos
y el miedo a los miedos.
Mascha Kaléko, adaptación del inglés por María Colodrón






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