Hace mucho tiempo, cuando el mundo era joven, todas las historias pertenecían a Nyame, el dios del cielo. Las guardaba celosamente en una caja dorada, y sin historias, los humanos vivían sin risas, sin sueños y sin lecciones para compartir. Anansi, la araña astuta, decidió que esas historias debían ser liberadas para todos.

Anansi trepó por su telaraña hasta el reino de Nyame y le dijo:

—Gran Nyame, quiero tu caja de historias para compartirla con el mundo. ¿Qué debo hacer para ganarla?

Nyame, sorprendido por la audacia de la pequeña araña, se rió y respondió:

—No es tan fácil, Anansi. Debes traerme tres cosas imposibles: a Onini, la pitón que traga elefantes; a Osebo, la pantera de garras afiladas; y a Mmoatia, el espíritu invisible que nadie ha visto. Solo entonces te daré la caja.

Anansi aceptó el desafío y bajó al mundo, planeando cómo atrapar a cada criatura.

Primero fue a por Onini, la pitón.

Anansi encontró a Onini enrollada en un árbol. Llevó un palo largo y comenzó a discutir consigo mismo en voz alta:

—Mi esposa dice que este palo es más largo que Onini, pero yo digo que no.
Onini, orgullosa, se estiró junto al palo para probar que era más larga.

—¡Mídeme! —dijo.

Anansi la ató al palo “para medirla mejor” y, cuando Onini se dio cuenta, ya estaba atrapada. Anansi la llevó a Nyame.

Luego, a por Osebo, la pantera.

Anansi cavó un hoyo profundo en la selva y lo cubrió con ramas. Esa noche, Osebo cayó en la trampa mientras cazaba.

—¡Sácame, Anansi! —rugió el leopardo.

—Solo si prometes no comerme —respondió Anansi.

Osebo, desesperado, aceptó. Anansi lo ayudó a salir, pero con una cuerda lo ató rápidamente y lo llevó a Nyame.

Y, finalmente, capturó a Mmoatia, el espíritu invisible.

Mmoatia era traviesa y amaba la comida dulce. Anansi talló una muñeca de madera y la cubrió con savia pegajosa. Luego dejó un plato de miel frente a ella. Mmoatia, atraída por el olor, tocó la muñeca y quedó pegada. Furiosa, pataleó, pero solo se pegó más. Anansi la envolvió en una tela y la llevó a Nyame.

Nyame, asombrado por la astucia de Anansi, cumplió su promesa. Le dio la caja dorada de las historias. Anansi la abrió, y las historias volaron como pájaros, esparciéndose por el mundo. Desde entonces, los humanos cuentan historias para reír, aprender y soñar, y Anansi es conocido como el guardián de las historias.

Este cuento, arraigado en la tradición Akan, no solo celebra la astucia de Anansi, sino que también subraya el valor universal de las historias como puentes entre generaciones y culturas. Anansi, con su ingenio, nos enseña que la inteligencia y la creatividad pueden superar cualquier obstáculo, recordándonos que todos podemos ser héroes de nuestras propias historias. Así mismo, es  una narración cargada de simbolismo que nos resume muy bien el carácter de la cultura Akan:

Anansi representa al trickster, una figura arquetípica en muchas culturas que desafía las normas, usa la astucia y subvierte el poder. Como araña, simboliza la creatividad (teje telarañas), la paciencia y la conexión entre lo terrenal y lo divino (su capacidad de trepar al cielo). En la cultura Akan, Anansi encarna la inteligencia del débil frente al fuerte. Su pequeñez contrasta con su ingenio, mostrando que no se necesita fuerza física para superar desafíos, un mensaje empoderador para comunidades oprimidas o marginadas. Anansi es un símbolo de resistencia y adaptabilidad, enseñando que la mente puede ser más poderosa que el músculo.

La caja dorada de Nyame representa el conocimiento, la sabiduría y la herencia cultural. Las historias son la memoria colectiva de un pueblo, conteniendo lecciones, valores y entretenimiento. En las sociedades orales africanas, las historias eran esenciales para preservar la historia y la identidad. La caja simboliza un tesoro que, al ser liberado, democratiza el acceso al conocimiento.La liberación de las historias por Anansi refleja la importancia de compartir la sabiduría para enriquecer a la humanidad, promoviendo la educación y la unidad.

Nyame simboliza la autoridad suprema, el orden cósmico y el poder divino. Su posesión inicial de las historias sugiere un control sobre el conocimiento, reservándolo para sí mismo. En la cosmovisión Akan, Nyame es el creador y dador de vida. Su disposición a negociar con Anansi muestra que el conocimiento divino puede ser accesible a través del esfuerzo y la astucia. Nyame representa las barreras que deben superarse para alcanzar la sabiduría, pero también la justicia, ya que recompensa a Anansi por cumplir las tareas.

Las tres criaturas (Onini, Osebo y Mmoatia), cada una por su lado, representa un obstáculo aparentemente insuperable, simbolizando los desafíos de la vida. Juntas, encarnan la fuerza, el peligro y lo intangible. Onini, la pitón, simboliza el poder físico y la arrogancia. Su vanidad (querer probar que es más larga) es su debilidad, mostrando que el orgullo puede ser explotado. Osebo, el leopardo, representa la ferocidad y la amenaza directa. El hoyo simboliza la estrategia de Anansi para neutralizar el peligro con planificación. Y Mmoatia, el espíritu invisible, simboliza lo desconocido y lo esquivo. Su atracción por la miel refleja cómo los deseos pueden llevar a la caída, incluso de seres intangibles. Estas criaturas reflejan los retos que enfrentan los héroes en los mitos africanos, donde el ingenio triunfa sobre la fuerza bruta. Los tres desafíos simbolizan las pruebas que todos enfrentamos: superar el orgullo, el peligro físico y lo invisible (miedos, dudas). Anansi demuestra que la inteligencia y la creatividad son herramientas universales.

Las trampas de Anansi (el palo, el hoyo, la muñeca pegajosa) simbolizan la astucia y la adaptación al entorno. Cada método usa los recursos disponibles (naturaleza, psicología) en lugar de la fuerza. En la tradición Akan, la astucia es una virtud celebrada, especialmente en contextos donde el poder físico o político es desigual. Los métodos de Anansi representan el pensamiento lateral y la resiliencia, mostrando que los problemas complejos pueden resolverse con soluciones simples pero ingeniosas.

El acto de abrir la caja y dejar que las historias “vuelen como pájaros” simboliza la libertad, la difusión del conocimiento y la ruptura de barreras. Los pájaros evocan la idea de algo que no puede ser contenido, que trasciende fronteras. Este acto subraya la importancia de la tradición oral en África, donde las historias unen a las comunidades y preservan la identidad. La liberación de las historias es una metáfora de la democratización del saber, sugiriendo que el conocimiento debe ser accesible para todos, no monopolizado por unos pocos.

Y, por último, la selva representa el mundo terrenal, lleno de peligros y oportunidades. El cielo es el reino divino, inalcanzable sin esfuerzo. La telaraña de Anansi simboliza la conexión entre ambos mundos, así como su capacidad de construir su propio camino y es un símbolo poderoso en la mitología Akan, asociada con la creación y la interconexión de la vida. Estos elementos reflejan la dualidad entre lo material y lo espiritual, y cómo la astucia permite navegar ambos mundos.

En la cultura Akan, este cuento no solo entretiene, sino que enseña valores como la inteligencia, la humildad y la importancia de las historias para la cohesión social. Anansi, como héroe cultural, es un modelo de cómo enfrentar la adversidad con recursos limitados, un mensaje relevante en contextos de desigualdad. A nivel universal, el simbolismo del cuento resuena con la idea de que el conocimiento y la creatividad son herramientas de empoderamiento, capaces de transformar el mundo.

Una respuesta a “Anansi y la caja de las historias. Cuento popular africano.”

  1. magnifica historia no sabia de ella 🙂 siempre se descubre algo nuevo

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