“Llegamos sin pedirlo… y nos cargan de obligaciones…

Las cosas no funcionan… jamás funcionaron…, pero, desde siempre, el ser humano se ha estado engañando. ¿Por qué?…

El secreto está en el limbo de los justos y nadie sabe cómo alcanzarlo… ¡Qué triste!…

Pero los grandes nombres nos prometen que ellos tienen la solución… Daría risa sino diera tanta pena…

Y año tras año, a lo largo de los miles que componen la historia, incluso la prehistoria, todo sigue igual: el hombre sólo sabe ser hombre… algo que podría llenarnos de orgullo, posiblemente, si lo pensamos con detenimiento, nos llene de pavor…

Así pues, llegamos a este mundo sin pedirlo… Es verdad, ¿quién de nosotros pidió nacer?… Y encima nos echan la carga de los errores de siempre, en los que nada tuvimos que ver, pero a la que, seguramente, aportaremos nuestro pequeño grano para que todo sea peor…”

Yo escuchaba a mi amigo e intentaba buscar respuestas positivas a su planteamiento negativo… era complicado. Pero en el fondo sabía que estaba en un error: la vida es algo más maravilloso de lo que él quería hacerme creer… Sin embargo, ¿qué podía decir?…

“Hemos llegado a la Luna, por lo menos eso nos han dicho, pero somos incapaces de llegar al corazón de las personas que nos rodean… No hace falta viajar tan lejos para conocer la soledad…

Asolamos la Tierra para ordeñarla hasta el último céntimo y nos olvidamos de que cuando no haya más leche nos matará el hambre…

Se descubren remedios para las enfermedades más pavorosas, con los cuales alguien se hará millonario, por supuesto, pero que no servirán de nada si luego inventamos armas para destruir a las mismas personas que sanamos… ¡Qué contradicción!… Por lo menos los virus no odian… simplemente son así…”

No… yo no quería creer esas palabras tan tristes y amargas. Yo siempre he sido una persona vital y he buscado continuamente lo mejor de cada persona, de cada cosa, de cada momento…

“Eso simplemente es una postura… Si eres feliz así, allá tú, pero sabes que te estás engañando… Tú no pediste nacer, pero lo hiciste. Llegaste aquí y te llenaron la cabeza de ideas que hiciste tuyas, pero que son de los otros, de los que incluso ya no están aquí… es su forma de ser inmortales… Y te has creado dioses y paraísos, demonios e infiernos… pero todo se reduce a lo que otros montaron para ti… ellos crearon el mundo en el que vives…”

¿Y el amor? …- pregunté. – ¿Dónde dejas el amor?

“Donde ha estado siempre: en las estanterías del centro comercial… Como dijo Einstein, sólo existen dos cosas infinitas en la creación, una es el universo y la otra la estupidez humana, y de la primera no estaba del todo seguro…

Las palabras tienen más profundidad en sí mismas que utilidad en las relaciones… Los sentimientos son eternos mientras no sean usados… Todo en abstracto es más puro que en la realidad…”

Una amarga sensación se iba apoderando de mí…

Quería irme, dejar de escucharle, pero, al mismo tiempo sabía que, si lo hacía, iba a ser una derrota y todos mis conceptos se marchitarían como las flores de un jarrón… Sin embargo, sabía que había algo que no encajaba… algo que rompería la teoría terrorífica de mi amigo como una piedra contra un cristal… que, en el fondo, si hemos llegado aquí, aunque sea como un hecho evolutivo de la creación, es porque esa misma evolución tiene sentido y significado…

Alargué la mano y cogí una manzana, roja, brillante, tersa… La mordí y su jugo llenó mi boca y los sentidos… Entonces lo miré fijamente durante unos instantes: se le veía alejado, huido, desterrado de la realidad circundante…

Te equivocas, querido, – le dije. – Si estamos aquí no es para eternizar los errores de quienes nos precedieron… Ellos sólo pueden enseñarnos lo que conocen… y, sí, es cierto, su mayor aportación a nuestra educación son esos errores… pero la vida no es un invento del hombre, ni la naturaleza, ni el planeta, ni el universo… Y el mundo está en nuestras manos y ello es así porque sencillamente estamos vivos y la vida es como esta manzana… podría haberla tirado sobre la cabeza de alguien que pasara a mi lado… pero he decidido morderla y sabe muy bien…

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